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Evita decirle a alguien con ansiedad que no se preocupe

Actualizado: 14 feb 2020

A menudo, no sabemos qué decirle a una persona que sufre ansiedad. ¿Qué tal si en lugar de dar consejos empezamos simplemente por ser empáticos? La cercanía y la comprensión siempre son un buen inicio.


¿Qué podemos decirle a alguien con ansiedad? ¿Cómo reaccionar ante ese amigo, esa hermana o esa persona cercana que está a punto de sufrir un ataque de pánico? Algo bastante común es recomendarle aquello de «cálmate», «no te preocupes». Sin embargo, el efecto que pueden tener estas palabras puede ser justo lo contrario de lo que esperamos -aunque lo hagamos con toda la buena intención del mundo-.


Para empezar, la ansiedad no es algo que una persona pueda controlar a voluntad; tanto es así que el cerebro ansioso funciona de manera diferente. No hay un botón de apagado y uno de inicio; el mecanismo es más sutil. Por tanto, lo que conseguimos a menudo con nuestras amables recomendaciones es generar más presión y elevar el malestar.


Albert Ellis, en su libro Usted puede ser feliz, señalaba que la ansiedad genera una angustia mental fuera de lugar. Es algo intenso y devastador que limita por completo el potencial humano. Ahora bien, un aspecto interesante que destacaba es que el primer paso para manejarla mejor no es bloquearla, sino aceptar su presencia. El dolor emocional es una parte más de lo que somos, y nadie está exento de sufrirlo.


Por tanto, cuando estamos junto a alguien con ansiedad, evitemos expresiones como «relájate, no te obsesiones tanto, deja de preocuparte o lo que te pasa está solo en tu mente». Con estas frases bloquearemos la comunicación, impidiendo que el otro haga un relato preciso de lo que le está sucediendo.


«La intensidad de la angustia es proporcional al significado que la situación tenga para la persona afectada; Aunque ella ignore esencialmente las razones de su ansiedad». -Karen Horney-


Evita decirle a alguien con ansiedad que no se preocupe


A una persona con ansiedad le encantaría poder calmarse. Si hay algo que le gustaría de verdad es dejar de sentir ese dolor en el estómago, esa tensión muscular, las taquicardias y el rumor de pensamientos alborotados tan difíciles de controlar. Es más, cuando alguien atraviesa por esta realidad psicológica, lo que siente a menudo es que está a punto de sufrir un ataque al corazón o de perder por completo el dominio de sí mismo.


Por ello, decirle a alguien con ansiedad que no se preocupe es como decirle a alguien que se está ahogando que salga del agua. No lo puede evitar, y en realidad, necesita de nosotros un tipo de ayuda más válida. Asimismo, hay otro aspecto que debemos tener en cuenta: la ansiedad muchas veces aparece sin avisar. A veces, no es necesario estar ante una situación más o menos estresante, como puede ser una conferencia, una entrevista de trabajo, una cita médica, etc.


A veces, el demonio de la ansiedad surge en las situaciones más inocuas e insospechadas: mientras hablamos por el móvil, en una cena con amigos, al entrar a un baño en nuestro trabajo o universidad o incluso cuando salimos de casa para ir al trabajo. En esas situaciones en las que surge la angustia es frecuente que alguien cercano nos insista en que no hay razón para preocuparnos; porque no pasa nada, porque todo nos lo estamos haciendo nosotros.


Este tipo de sugerencias empeoran la situación.


Menos consejos y más empatía


Evita decirle a una persona con ansiedad que no se preocupe. Tampoco le indiques que se relaje y que se tome la vida con mayor tranquilidad. No hagas ninguna de estas dos cosas por una sencilla razón: el cerebro cautivo de la ansiedad no atiende, está alerta y es incapaz de procesar órdenes, sugerencias y verbos bienintencionados. Y si lo hace, verá nuestros consejos un tanto inútiles porque, si hay algo que espera de verdad, es empatía.


A veces, lo mejor es no decir nada. Basta solo con estar, con ser cercano y hacerle ver a esa persona que estamos a su lado para lo que necesite. Habrá tiempo para buscar estrategias adecuadas, pero hay veces en que lo mejor es ser ese faro de luz, una fortaleza de equilibrio ante quien lidia con sus mareas, su crisis y sus tormentas.


Por otro lado, algo que nos señalan estudios, como los llevados a cabo en el departamento de psicofarmacología de la Universidad de Chemin de Ronde, en París, es que el cerebro de la persona con ansiedad es cautivo de sustancias como el cortisol, la adrenalina y la norepinefrina. Resulta muy complicado pensar con claridad en estos estados, por lo que los consejos en dichas circunstancias sirven poco.


¿Qué decirle a alguien con ansiedad?


Si nos preguntamos qué decirle a alguien con ansiedad, la respuesta es simple: más que decir, haz. Más que recurrir al consejo, a la frase desafortunada pero bienintencionada, solo observa, sé cercano e intenta comprender por lo que está pasando el otro. Entiende, antes de nada, que hay muchos tipos de ansiedad, y lo que a alguien le pudo servir puede no ser lo adecuado para quien tienes cerca.


Por tanto, lo más acertado es preguntar cosas cómo ‘¿Cómo puedo ayudarte?’ o ‘Sé que estás angustiado en este momento, y parece que no puedes controlarlo, así que respiremos juntos en profundidad mientras tanto‘. A veces, basta con ser esa presencia cercana, serena y tranquilizadora. Más tarde, podemos acompañar a ese ser querido a buscar ayuda especializada, pero mientras, lo mejor es saber estar, dar afecto y empatía. Es más fácil de lo que parece.


 

Si además tienes dudas de cómo hablar de este tema en familia no dudes en contactarme:

adrianagp.psicsex@t-integra.com

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