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Conductas tóxicas



El término “tóxico” se ha usado para hablar de diversas de conductas categorizadas como violentas o agresivas, las cuales pueden presentarse en la familia, en una relación de pareja, en el trabajo o incluso con los amigos. Una persona tóxica es aquella que tiene conductas y actitudes que le hacen lastimarse a sí misma y a los demás como una manera de regular emociones negativas intensas.

En ese sentido, si una persona vivió abuso emocional como forma de vinculación es probable que repita y normalice las conductas que experimentó u observó, las cuales abarcan desde críticas, insultos, culpabilizar por acciones ajenas, desprecios, muestras de afecto a través de violencia, amenazas, gaslighting (forma de abuso psicológico que consiste en presentar información falsa para hacer dudar a la víctima de su memoria, de su percepción o de su cordura), “la ley del hielo”, hasta humillaciones y control del dinero.

Las relaciones tóxicas pueden definirse como aquellas en las que ambas partes son incapaces de lograr un trato de igual a igual. Una relación se vuelve tóxica en el momento en el que una de las partes "se aprovecha" de la otra, cuando aparentemente solo uno de los dos obtiene un beneficio. Cabe señalar que, por lo general, estos vínculos se forman por dos tipos de personas: una persona manipuladora (perverso narcisista) y una susceptible a la culpabilidad, sensible y vulnerable que sufre de dependencia afectiva y que usualmente está volcada a los demás.

Cuando dos personas con estas características se encuentran, se produce una especie de red dañina en la que quedan atrapadas y de la que es muy difícil salir. Algunos de los comportamientos tóxicos que te encontrarás en tus relaciones sociales con más frecuencia son los siguientes:

1.- El negativismo: Ocurre cuando una persona solo pone en foco el aspecto negativo de las cosas, haciendo que la mayoría de los comentarios vayan precedidos de frases con un efecto desmoralizador. “Lo malo de eso es que”,“no creo que nos salga”,“ahí siempre te roban o sales perjudicado o perjudicada”,“puede hartarse y dejarte” o “eso va a acabar mal”, son algunos ejemplos de oraciones negativas.

Si observas detenidamente esta conducta negativista, apreciarás la manera en la que se anula o minimiza lo positivo y se pone el foco de atención en las nefastas consecuencias.

2. El egocentrismo: Cuando se invaden las conversaciones con “yo”, “a mí me”,''conmigo”, y se anteponen perpetuamente las necesidades propias a las de los demás, la comunicación se convierte en un monólogo sin empatía ni capacidad de escucha, el cual busca la interacción para descargar las angustias personales en otros y otras, utilizándoles como depositarios al servicio de las inquietudes de uno.

“Eso es como lo que a mí me ocurrió cuando”, “yo sé”, “yo pienso”, “yo siento”, “en mi caso“, “fíjate que a mí” o “yo, yo, yo” son frases recurrentes en una persona egocentrista.

3. La eterna duda: Esta problemática ocurre cuando las personas se dejan llevar por alguna inseguridad en cada una de las decisiones que deben tomar, motivo por el que trasladan la vacilación angustiosa a los demás. Esta conducta resulta especialmente tóxica cuando el que se muestra extremadamente inseguro es un eslabón de una cadena por la que no se puede avanzar hasta que él o ella no se decida.

Preguntas cómo “¿habré hecho lo correcto?, “¿seguro que esto es lo adecuado? o expresiones como “no sé; bueno sí, bueno no”, son muy comunes dentro del léxico de un indeciso o indecisa

4. La agresividad verbal y no verbal: La agresividad es una de las conductas más tóxicas porque, como sucede con algunas drogas tremendamente peligrosas, sus efectos se mantienen durante mucho tiempo en el organismo de la persona que la manifiesta, como del que la recibe si no sabe retirarse a tiempo.

En ocasiones la agresividad puede ir acompañada de un lenguaje no verbal y paraverbal, el cual se puede manifestar de las siguientes formas:

  • Gritos

  • Acortamiento de la distancia física con el interlocutor

  • Fijación de la mirada de modo desafiante

  • Apertura de excesiva de ojos y boca

  • Tonos intimidatorios, sarcásticos o hirientes

Al ser tan explícita, la agresividad es una de las acciones tóxicas más fácilmente reconocibles y creadora de una sensación de un mayor rechazo y cuando la percibes con asiduidad, puedes optar por evitar a la persona o entrar en una escalada de mayor agresividad, compitiendo con el famoso “y tú más”.

Todos y cada uno de los comportamientos tóxicos que hemos señalado anteriormente hacen que las relaciones sociales sean perjudiciales, ya que a nadie le gusta ser ignorado o ignorada, insultado o insultada y que le contagien pesimismo e inseguridad.

Si necesitas ayuda, puedes contactarme por Whatsapp al 2226634888.


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